La transferencia fue a ocho empresas que conforman el grupo financiero BISA.
El exoficial Mario Coímbra aprovechó la falta de vigilancia de una gerencia, dos jefaturas, un administrador y vulneró el sistema informático.
La autoridad reguladora lamentó que si hubieran aplicado todos los controles establecidos de forma adecuada, se habría minimizado el riesgo operativo de las agencias de Batallas y Achacachi, donde se produjo el robo de Bs 37,6 millones.
Mario D. Coímbra (oficial de microcréditos) aprobó 292 créditos a clientes con negocios “ficticios”, que ingresaron en mora. Sin embargo, el dinero era para él.